En los gestos de la oración tomamos con seriedad el misterio de la encarnación de Dios, el hecho de que, en la persona de Jesús, la imagen de Dios se ha hecho visible. Ofrecemos nuestro cuerpo a Dios para que su imagen sea visible también en no- sotros. Le expresamos miedos, amor, admiración, confianza, deseos y debilidades. Solo asi rezamos como personas completas. Y sólo asi podrà alcan- zatmos la salvación de Dios. Esta pequeña obra anima a la práctica personal y comunitaria de los gestos de la oración tal como nos los ha transmitido la tradición cristiana, con el objeto de no rezar anicamente con la cabeza sino también con el cuerpo y el alma. Los gestor de la oración nos llevan a un estado de salud en el que las heridas sanan y en el que el mal pierde todo poder sobre nosotros.

EL PODER SANADOR DE LOS GESTOS

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En los gestos de la oración tomamos con seriedad el misterio de la encarnación de Dios, el hecho de que, en la persona de Jesús, la imagen de Dios se ha hecho visible. Ofrecemos nuestro cuerpo a Dios para que su imagen sea visible también en no- sotros. Le expresamos miedos, amor, admiración, confianza, deseos y debilidades. Solo asi rezamos como personas completas. Y sólo asi podrà alcan- zatmos la salvación de Dios. Esta pequeña obra anima a la práctica personal y comunitaria de los gestos de la oración tal como nos los ha transmitido la tradición cristiana, con el objeto de no rezar anicamente con la cabeza sino también con el cuerpo y el alma. Los gestor de la oración nos llevan a un estado de salud en el que las heridas sanan y en el que el mal pierde todo poder sobre nosotros.