Santa Catalina nos muestra que las alturas místicas no están reñidas con el sentido común ni son sinónimo de evasión de la realidad. La selección de cartas que aquí presentamos son el luminoso testi- monio de un camino espiritual genui- no, es decir, arraigado en la experien- cia y, sobre todo, en la honestidad del conocimiento propio como requisito para la sincera búsqueda de Dios. Lejos de usar la fe como excusa para desentenderse del mundo, supo encontrar a Dios en cada acontecimiento que la vida le presentó. Los consejos que con caridad y valentía da por escrito constituyen una guia segura para todo aquel que quiere crecer en la amistad con el Señor, sabiendo "que sólo la perseverancia recibe la corona y no el simple comenzar